Abusos Sexuales a Monjas


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Abusos Sexuales a Monjas

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En un esfuerzo continuado por exponer la agenda oscura corrupta de control mental del Nuevo Orden Mundial, Brother Veritus’ Website presenta aquí dos artículos sobre la corrupción sexual de la Caída Iglesia Católica.  Estos artículos presentan abusos sexuales cometidos a monjas principalmente por sacerdotes católicos.  Materiales sobre estas materias están archivados en el Vaticano y mantenidos en completa secrecía desde la Edad Media.  La Iglesia Católica no toma ninguna posición pública real sobre el tema, en la mayoría de casos lo ignora completamente.

El primer artículo intitulado “El Ya Basta de las Monjas” fue escrito por el reportero Rodrigo Vera de El Norte. Trata de los abusos sexuales clericales en México y sus demandas ignoradas por el Vaticano.  El segundo artículo originalmente en inglés es un reporte deBill Smith, reportero del San Louis Post-Dispatch, intitulado "Víctimas Femeninas del Abuso Clerical [título original en inglés, "Female Victims of Clergy Abuse"], presenta los resultados y conclusiones de una encuesta de la Universidad de San Louis conducida por Paul N. Duckro, Ann Wolf y John T. Chibnall.  Esta encuesta de la USL usó una muestra nacional de religiosas católicas de los Estados Unidos.

Vean otros artículos relacionados con los abusos y mala conducta de la Iglesia Católica publicados en este sitio web:
La Verdad Sobre la Iglesia Católica
Los Jesuitas, Controladores del Vaticano y del Nuevo Orden Mundial
Los Templarios de la Corona.  ¿Es el Vaticano la Cabeza del NOM?

Infórmese por sí mismo. La Verdad Os Librará del Dogma Caído.  Publicado en este sitio web inicialmente el 4 de Marzo del2.007.

El"Ya Basta" de las Monjas
Exponen religiosas sus demandas al Vaticano, exigen crear un ombudsman religioso
porRodrigo Vera, El Norte, México, 19 de Agosto del 2.003

Nota del Editor:  Un “ombudsman” es un defensor del pueblo.

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MEXICO.- Hartas de los constantes atropellos a sus derechos humanos —que van desde ser utilizadas como simples "sirvientas", hasta sufrir violaciones sexuales de sus superiores religiosos — las monjas mexicanas empiezan a integrarse a un gran movimiento internacional de protesta que no sólo pide castigo para los sacerdotes violadores, sino también exige que, dentro de la Iglesia, las mujeres tengan iguales derechos que los hombres. A través de sus organizaciones mundiales —como la Federación Internacional de Monjas o la Coalición de Monjas Americanas— las religiosas ya organizan sus propios "sínodos" y encuentros internacionales para exponer sus demandas al Vaticano: alto a los abusos sexuales en su contra, crear unombudsman religioso, celibato opcional, ejercer sus preferencias lésbicas, ser sacerdotisas y obispas. Esta inusitada rebelión de las religiosas ya provoca choques con el Vaticano, como el ocurrido en junio del 2.002, cuando siete monjas fueron ordenadas sacerdotisas por el Arzobispo argentino Rómulo Braschi. El Vaticano inmediatamente desconoció la ordenación y las excomulgó.

Todo esto coincide con la exhibición en México de la película “En el Nombre de Dios”, en la cual se revelan los maltratos, los abusos, incluyendo los sexuales, y las vejaciones que miles de mujeres —huérfanas, madres solteras y jóvenes violadas— sufrieron por parte de la congregación católica de las Hermanas de la Magdalena en Irlanda, desde los setenta hasta mediados los ochenta.  La ex monja mexicana Pilar Sánchez Rivera, una de las más destacadas impulsoras de los cambios, revela: "Contra ese abuso de poder y centralismo eclesiástico, está irrumpiendo un cambio dentro de la Iglesia, en el que muchas congregaciones de religiosas llevan la delantera. Por ejemplo, ya no conciben al cuerpo como enemigo del alma. Tienen nuevas propuestas. Por eso surgió la teología feminista, que los teólogos han ido asimilando". "Hay sacerdotes en México que nos apoyan. En otros países, algún obispo o cardenal. Algunos lo reconocen públicamente, otros no", dice. Y agrega: "A las mujeres nos está negado acceder al sacerdocio. La participación en actividades rituales, ministeriales y administrativas es sólo para unos cuantos. Aquí también quedan excluidos los hombres casados y los homosexuales. Esta centralización es un abuso".  Religiosa franciscana durante 12 años y ahora dedicada a defender los derechos humanos de las mujeres católicas, Pilar Sánchez señala que son frecuentes en México los abusos sexuales de sacerdotes contra las monjas. "En México, ha habido abusos y violaciones sexuales contra nuestras religiosas.  Sin embargo, a muchas de ellas las forma un obispo o un sacerdote, por lo que están muy sujetas al control jerárquico y no denuncian. Aquí todavía no existe, pues, una cultura de la denuncia." En México, los dos centros de derechos humanos que atienden a este tipo de víctimas, el Departamento de Investigaciones Sobre Abusos Religiosos (DIAR) y el Instituto Cristiano de México (ICM), tienen registrados muy pocos casos de atropellos a religiosas.  Raymundo Meza, director jurídico del DIAR, comenta: "Nosotros, actualmente sólo manejamos los casos de dos monjas, en el Distrito Federal, que fueron seducidas por sus superiores jerárquicos. Están muy dañadas sicológicamente. Obviamente que no puedo mencionar sus nombres. Son las únicas denuncias que tenemos de este tipo".

—¿A qué atribuye la renuencia de las monjas a denunciar?
—El mismo hecho de vestir los hábitos es un gran obstáculo para luchar contra la jerarquía. Hay un aspecto psicológico que las inhibe. Para la Iglesia, las monjas son una especie de sirvientas, cuya función es obedecer. Lo curioso es que muchas de ellas abandonan la vida monacal, y hasta entonces dejan su inhibición y se transforman en abiertas defensoras de los derechos humanos, como sucedió con la religiosa dominica Digna Ochoa.

El Nuncio Seductor

graphic nunsRaymundo Meza cuenta que, en 1.996, el DIAR llevó el caso de siete monjas del convento de las Carmelitas Descalzas de Santa María de la Fe en Ciudad del Carmen, Campeche. Estas religiosas se quejaban de los malos tratos de su superiora, María Josefina de Jesús Apango López, quien además se negó a apoyarlas médicamente, cuando varias de ellas resultaron con graves quemaduras al explotar un tanque de gas. Aparte, denunciaban abusos sexuales solapados por su superiora.

Las monjas pusieron su queja ante su entonces superior provincial, Bernardo Chehaibar, y ante el Obispo de Campeche, José Luis Amezcua Melgoza. Al no recibir respuesta, enviaron una carta a Roma dirigida al padre general de los carmelitas descalzos, Camilo Maccise, quien les respondió el 16 de julio de 1996, mediante una carta en la que les decía que sólo a "nivel local" se podía "estudiar el caso", y que con la "gracia y protección" de la Virgen saldrían de "todas las dificultades". Ante esto, las monjas optaron por abandonar el convento.

Raymundo Meza comenta: "El DIAR les brindó atención sicológica y las apoyó en sus demandas laborales puesto que querían una indemnización. Pero nada pudimos hacer, ya que el noviciado voluntario y todas esas cosas hicieron muy endeble nuestra demanda laboral. Los abusos quedaron impunes".  El Centro de Investigaciones del ICM logró documentar otro caso que, a mediados de los 90, sólo se ventiló en los altos círculos eclesiásticos: los abusos sexuales que Jerónimo Prigione, entonces Nuncio Apostólico en México, cometía con la hermana Alma Zamora, de la congregación Hijas de la Pureza de la Virgen María, con sede en la ciudad de Aguascalientes.

El investigador Jorge Erdely, autor del libro “Pastores que Abusan” y director académico del ICM, relata que monjas de esa congregación se encargaban del quehacer doméstico de la nunciatura —labores de limpieza y cocina, cuidar las mascotas de Prigione…— y entre ellas se encontraba Alma Zamora, a la que Prigione escogió como concubina. Prosigue Erdely: "En 1.994, la congregación efectuó una dinámica grupal a la que llamó ‘ejercicios de discernimiento’, que dirigió el entonces seminarista jesuita Juan Ricardo Herrera Valenciano. Ahí se analizaron los conflictos de conciencia provocados por el concubinato de Prigione y Alma Zamora, por lo que las religiosas decidieron retirarse del servicio personal del Nuncio. Y así se lo hicieron saber. Pero Prigione, aferrado, no las quiso dejar ir y las amenazó con disolverles la congregación, que entonces contaba con 300 religiosas y tenía presencia sobre todo en el norte del país".  Prigione logró incluso que se les hiciera una visita apostólica, dirigida por el Obispo Emilio Berlié Belaunzarán, para inspeccionar si la espiritualidad y ortodoxia de las monjas se apegaba a los lineamientos vaticanos. Así, las monjas fueron sometidas a "interrogatorios inquisitoriales", por lo que algunas sufrieron crisis nerviosas y fueron hospitalizadas. El Vaticano, a través de la Congregación para Institutos Religiosos y de Vida Consagrada, también intervino y, en 1995, dio un fallo fulminante: mientras Prigione estuviera en funciones en México, las Hijas de la Pureza de la Virgen María deberían servirle sin chistar.

"De este modo, las monjas tuvieron que acatar las órdenes del Vaticano y seguir sometidas a los caprichos del nuncio", comenta Erdely, doctor en filosofía y teología por la Universidad de Oxford.

—¿Y qué pasó con la hermana Alma Zamora?
—¡Qué iba a pasar! Contra su voluntad, siguió siendo la concubina de Prigione hasta que dejó de ser nuncio. El Vaticano, prácticamente, le había concedido derecho de pernada. Este caso ejemplifica a la perfección lo que es el abuso de poder que aplasta a las religiosas.

El Complot del Silencio

El Papa Benedicto XVI, cuando era el Cardenal Joseph Ratzinger encargado de la Doctrina de la Fe, reconoció recibir el Reporte O’Donohue de 1.998  del acoso sexual y la violación de religiosas y completamente lo ignoró públicamente siguiendo una vieja práctica de la Iglesia Católica desde la Edad Media de mantener secrecía estricta al tratar con el clero sexualmente abusivo.  ¿Es él el representante de Dios en la Tierra como proclama la Iglesia Católica?

Pilar Sánchez pone su propio caso como ejemplo: "Yo sé lo que es el poder de una sotana. A los siete años de edad, cuando estudiaba en una escuela de religiosas, fui abusada por un diácono". Cuenta que, pese a esta experiencia traumática, decidió ser franciscana misionera de María. Estudió en Roma. Fue misionera en Perú, donde participó en la reforma educativa. Regresó a México para dirigir el Instituto Tepeyac, de León, Guanajuato. Finalmente decidió colgar los hábitos por parecerle "castrante" la vida religiosa.

Actualmente imparte talleres, diplomados y conferencias en varios países, colabora con algunas organizaciones de derechos humanos, como Católicas por el Derecho a Decidir, donde es consultora externa. A sus 58 años, mantiene constante comunicación con monjas de todo el mundo.

—¿Qué clase de abuso padecen más frecuentemente las religiosas?
—¡El abuso de autoridad! Esa centralización de la verdad absoluta, de la infalibilidad, de la iluminación y el considerar a la deidad dentro del género masculino les ha dado el poder a los hombres, erosionando la autoestima de las mujeres. Todo eso se llama abuso. La única defensa que tenemos es nuestra voz interna, nuestra conciencia. Queremos desmontar esa fuerza negativa e ir creando una reforma en la Iglesia.  Un documento revelador —indica— precipitó la organización y las protestas de las religiosas a nivel mundial: en 1994, la monja Maureen O’Donohue, integrante de Médicas Misioneras de María, inició una investigación en la que descubrió que el hostigamiento sexual y la violación de religiosas era una práctica común realizada por sacerdotes. Y envió un informe al Vaticano para que castigara a los violadores.

Al año siguiente, en el 95, concluyó la investigación. Los resultados del informe O’Donohue eran alarmantes. Los abusos contra religiosas se extendían a 23 países. Salió a relucir la gran cantidad de monjas embarazadas que, por lo mismo, eran expulsadas de sus congregaciones. Las hubo infectadas de sida u obligadas a abortar. Incluso se documentó el caso de un sacerdote que embarazó a una monja y la llevó a abortar, ahí perdió la vida y el sacerdote todavía ofició la misa en su funeral.

Dice Pilar Sánchez: "El informe recogió testimonios y pruebas médicas, datos verificables. No fue una fantasía".
—¿Y el Vaticano castigó a los culpables?
—No, hasta el momento no ha hecho nada, sólo ha cambiado geográficamente a sus delincuentes, por lo que los abusos continúan. Ante nuestras denuncias, el Vaticano instauró el complot del silencio.

Después del 94, volvió a entregársele el informe en 1998, a través de Joaquín Navarro Valls, vocero del Vaticano, y del Cardenal Joseph Ratzinger, a cargo de la congregación para la Doctrina de la Fe. Ellos dieron el acuse de recibo.
—¿Qué medidas están tomando ante el silencio del Vaticano?
—El año pasado presentamos el expediente formal ante la ONU, ojalá y este organismo internacional pueda hacer algo. Pedimos, entre otras cosas, que las monjas expulsadas sean reinstaladas en sus comunidades religiosas, atención médica para las infectadas de sida, apoyo legal y económico para los hijos de quienes sufrieron la maternidad impuesta. Inclusive, ya comienza a surgir la propuesta de que se instale un ombudsman religioso.

La Red de Sobrevivientes de Aquéllos Abusados por los Sacerdotes
[The Survivors’ Network of Those Abused by Priests]

Víctimas Femeninas del Abuso Clerical
Historias Recientes de Interés

Las Monjas Como Víctimas Sexuales Se Han Hecho Notar Un Poco
PorBill Smith, San Louis Post-Dispatch
4 de Enero del 2.003

Título original en Inglés:"Female Victims of Clergy Abuse".  Original en Inglés, traducción al Español por Luis Prada, Editor y Publicista de Brother Veritus Website.
Tomado de:http://www.snapnetwork.org/female_victims/nuns_as_victims.htm ,La Red de Sobrevivientes de Aquéllos Abusados por los Sacerdotes [Survivors’ Network of Those Abused by Priests], www.snapnetwork.org

Ya sacudida por un escándalo de todo un año de abuso sexual que involucra sacerdotes y menores, la Iglesia Católica tiene todavía que enfrentarse a otro desafío crítico cómo ayudar a miles de monjas quienes dicen que han sido victimizadas sexualmente.

Una encuesta nacional, completada en 1.996 pero intencionalmente nunca publicada, estima que un “mínimo” de 34.000 monjas católicas, o cerca del 40 por ciento de todas las monjas en los Estados Unidos, han sufrido alguna forma de trauma sexual. Algo de ese abuso sexual, explotación o acoso ha venido de manos de sacerdotes u otras monjas en la iglesia, dice el reporte. La investigación fue conducida por investigadores en la Universidad de San Louis y fue pagado, en parte, por varias órdenes de monjas católicas.

El estudio, recientemente obtenido por el periódico Post-Dispatch, indica que la victimización a menudo ha tenido efectos psicológicamente devastadores sobre las mujeres. Muchas de las monjas dijeron que ellos las dejaron con sentimientos de rabia, vergüenza, ansiedad y depresión Algunas dijeron que las hizo a ellas considerar dejar la vida religiosa, y unas pocas dijeron que habían intentado el suicidio.

"Estas mujeres han sido las incondicionales de la iglesia por siglos, y un porcentaje significativo de ellas han sido victimizadas como resultado de la misma institución a las cual ellas han dedicado sus vidas." Dijo el co-autor del estudio John T. Chibnall, un psicólogo investigador y profesor asociado en la Universidad de San Louis.

Otro de los investigadores, Ann Wolf, dijo que ella cree que es vital que la Iglesia Católica reconozca el problema. “Los obispos parecen estar sólo mirando el asunto del abuso sexual de la niñez, pero el problema es más grande que eso," dijo Wolf. "Las hermanas Católicas están siendo violadas, en sus ministerios, en el trabajo, en la consejería pastoral."

Una vocera para la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos dijo que el grupo no estaba consciente del estudio de la Universidad de San Louis sobre las monjas y sus miembros no han tratado el asunto.  Los funcionarios con sus órdenes locales de las monjas quienes participaron en el estudio dicen que ellos permanecen preocupados pero no han hecho cambios como resultado del reporte.

La encuesta es el único estudio científico nacional que trata con la victimización sexual de las monjas de la Iglesia Católica de acuerdo con los investigadores.  A pesar del alcance de sus conclusiones de hace varios años, ningunos estudios adicionales han sido hechos, dijeron. La encuesta también solicitó comentarios muchos de ellos patéticos de las monjas que fueron entrevistadas.

De más de 1.100 encuestas regresadas a la Universidad, varias incluían breves historias personales de mujeres quienes dijeron que han sido hechas un blanco.  Una mujer escribió que después de que el sacerdote acarició uno de sus senos durante la confesión, ella permaneció tan disgustada que no regresó a la confesión por los siguientes 18 años.

Otra escribió que cuando muchacha joven, su tío, quien era también un sacerdote, insistió en tocar con santos óleos su área genital "para mantenerla segura mientras estaba saliendo con chicos." Más tarde sus superioras la forzaron a asistir a retiros religiosos con el mismo tío, dijo ella.

Aún otra escribió que un sacerdote terapista tratándola por severa depresión la alentó a llegar a involucrarse en "experimentación sexual."  La mujer dijo que ella más tarde empezó un relación con otra monja.

Varias de las mujeres dijeron que tal investigación debería haberse hecho hace mucho.  “Gracias por tomarse el tiempo de admitir que hay un problema en esta área”, escribió una. "Los mejore deseos.  Dios los bendiga."

El Estudio Es Mantenido en Silencio

Cultura de Secrecía

No obstante que la iglesia por largo tiempo ha reconocido y lidiado con el problema del abuso sexual por el clero, raramente lo ha hecho así abiertamente.

Los archivos del Vaticano albergan un número de documentos relacionados con la mala conducta sexual clerical a lo largo de los siglos pero la mayoría de estos materiales no están disponibles ni aún para los eruditos e historiadores de la iglesia.  La ley canónica requiere que la provincia de cada diócesis y orden religiosa mantenga lo que se intitula un “archivo secreto” para todo el material relacionado con la mala conducta clerical y otras materias sensibles.

Amplia evidencia existe, sin embargo, de que las autoridades de la iglesia desde por lo menos la Edad Media reconocieron la seriedad del problema.  La mala conducta sexual de los sacerdotes, especialmente con niños y menores, fue considerada una ofensa particularmente grave que requería de acción punitiva rápida y canónica, también como un grado extraordinario de secreto en su manejo.

La secrecía era típicamente justificada para “prevenir el escándalo” y diseñada para proteger la integridad pública y la autoridad de enseñanza de la iglesia.

Un documento del Vaticano de 1.963 recientemente descubierto firmado por el Papa Juan XXIII suministra instrucciones extensas para mantener la secrecía estricta al tratar con el clero abusivo sexualmente.  Las directivas prescriben la excomunión de todas las partes, incluyendo a la víctima, si los incidentes son revelados afuera de los trámites judiciales canónigos conducidos por los clérigos compañeros del ofensor.

De:  El Abuso Sexual de los Niños en la Arquidiócesis de Milwaukee [The Sexual Abuse of Children in the Archdiocese of Milwaukee], enviado el 10 de Febrero del 2.004 por Peter Isely y Jim Smith, véase el reporte completo [en Inglés] en: http://terrenceberres.com/ise-sex.html.  Traducción de este segmento por Luis Prada.

Las conclusiones del estudio fueron publicadas en dos bitácoras religiosas de investigación en la primavera e invierno de 1.998 pero nunca han sido reportados en la prensa de los medios masivos.  En Reseña para las Religiosas, publicada en la Universidad de San Louis, en la tirada de Mayo-Junio de 1.998 fue impreso un resumen de los resultados de la encuesta. EnReseña de la Investigación Religiosa, una revista académica por la Asociación de Investigación Religiosa [Religious Research Association], en Diciembre de ese año fueron impresos los resultados completos.  Ambas son revistas respetables con circulaciones limitadas.

Chibnall dijo que los investigadores están de acuerdo en no preparar una nota de prensa sobre las conclusiones porque un grupo católico nacional de mujeres, la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas[Leadership Conference of Women Religious], cree que la información sería sensacionalizada. "Fue así: No lavamos nuestra ropa sucia en público; nos ocuparemos de ella nosotras mismas", dijo Chibnall.

Paul N. Duckro, el profesor de la Universidad de San Louis quien dirigiera el equipo investigativo, dijo que los investigadores le “garantizan” a las comunidades religiosas “que no manejaríamos esto de ninguna forma que buscara publicidad."

Las dos publicaciones escogidas para reportar los resultados, dijo Duckro, fueron escogidas cuidadosamente para llevar la información a la gente que la necesitaba pero “no afuera enfrente de los ojos de todos.”  Pero un antiguo sacerdote católico quien ha dicho que él fue abusado sexualmente cuando era un chico por tres diferentes sacerdotes dijo la semana pasada que cree que es crucial dar a conocer al público los resultados de la encuesta de la Universidad de San Louis.

Christopher Dixon, quien dejó el sacerdocio en 1.996 y ahora vive en San Louis, dijo que espera que la publicidad de la investigación generara la misma "oleada" de acción que resultó de los recientes reportajes del abuso sexual a menores por parte de los sacerdotes. El Obispo Anthony J. O’Connell de Palm Beach, Florida, EE.UU, renunció en marzo después de admitir que él sexualmente abusó de Dixon hace más de 25 años. Las líderes femeninas de la iglesia pueden ser “tanta parte de este ambiente tóxico” de encubrimiento y negación como lo son los líderes masculinos de la iglesia, dijo Dixon.

El estudio de la Universidad de San Louis es el resultado de una encuesta de 15 páginas regresada por 1.164 monjas que representa a 123 órdenes religiosas a través de todos los Estados Unidos. La gran mayoría de monjas investigada fue altamente educada, más de 9 de 10 quienes regresaron los cuestionarios habían obtenido al menos educación universitaria básica.

La investigación trató con tres tipos de victimización.
1. El primero, el abuso sexual infantil, fue definido como cualquier contacto de orientación sexual con una persona del mismo o el sexo opuesto en donde el objetivo era jóvenes menores de 18.
2. El segundo, la explotación sexual, fue definida como cualquier avance sexual, pedido de favores sexuales, u otra conducta sexual verbal o no verbal que ocurra cuando una mujer confía su propiedad, cuerpo, mente o espíritu a otra persona que actúa en el rol profesional.
3. El tercero, el acoso sexual, fue definido como cualquier avance sexual no bienvenido que afecta las decisiones de empleo, interfiere con el trabajo, o crea un ambiente de trabajo hostil o de intimidación.

Entre las Conclusiones Claves

Cerca de una de cinco monjas dijo que ella había sido sexualmente abusada de niña.  Mientras que la mayoría del abuso vino de manos de un miembro varón de la familia cerca del 9 por ciento de los casos fueron atribuidos al abuso por parte de sacerdotes, monjas u otra gente religiosa.

Una de cada ocho monjas dijo que ella había sido sexualmente explotada.  De aquéllas, cerca de tres de cada cuatro mantuvieron que fueron victimizadas por un sacerdote, monja u otra persona religiosa.  La explotación incluía todo desde la presión para las “citas” a los pedidos de favores sexuales hasta relaciones sexuales. Dos de cada cinco monjas quienes dijeron que ellas habían sido sexualmente explotadas dijeron que la explotación involucraba alguna forma de contacto genital.

Ligeramente menos que una en 10 monjas dijo que era el foco del acoso sexual por lo menos una vez durante su vida religiosa. Casi la mitad de aquéllas fueron reportadas haber sido de las manos de los sacerdotes, las monjas u otra gente religiosa.  Más de la mitad de todos los casos de acoso involucró algún tipo de contacto físico de acuerdo con la encuesta.

En su reporte, los investigadores anotaron que ellos creían que las cifras son más probablemente un subestimado en vez de ser un sobreestimado de la verdadera prevalencia de la victimización sexual entre las hermanas.  "El miedo y el dolor de la revelación sería suficiente para desalentar la respuesta en algunas hermanas," dijo el reporte.

Los resultados de la encuesta de las monjas sobre el abuso parecen estar en línea con muchas otras encuestas de mujeres. Las encuestas nacionales indican que cerca de un 20 a un 27 por ciento de todas las mujeres han sido abusadas sexualmente de niñas. La cifra del acoso de las monjas parecería ser más bajo. En una encuesta de 1.994 de Louis Harris y Asociados, el 31 por ciento de las mujeres alegan haber sido acosadas en el trabajo.

Mientras que el estudio de la Universidad de San Louis de las monjas estadounidenses ha recibido poca atención dentro de la Iglesia Católica, la iglesia ha tratado internacionalmente el asunto del abuso de las monjas.  En marzo del 2.001, dos grupos principales católicos presionaron a la acción al Vaticano después de los reportes en las noticias de las monjas abusadas. Aquellas historias primeramente concernían el abuso sexual de las monjas por los sacerdotes en el África.

En una declaración conjunta, la Conferencia de Principales Superiores de los Hombres [Conference of Major Superiors of Men] y la Conferencia de Liderazgo de las Religiosas[Leadership Conference of Women Religious] dijo que ellos estaban “profundamente preocupados" por los reportes primero publicados en el Reportero Católico Nacional [National Catholic Reporter], un semanario independiente basado en la ciudad de Kansas.

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La idea de entrevistar a las monjas católicas acerca de la victimización sexual vino de Wolf, entonces una estudiante graduada en la Universidad de San Louis.  A comienzos de los 1.990, Wolf estaba investigando el trabajo previamente publicado sobre la victimización sexual y el clero cuando se encontró con dos diferentes estudios sobre acoso sexual. Uno involucraba una encuesta de rabinas judías, la otra involucraba una encuesta de mujeres en la Iglesia Metodista Unificada.

De las mujeres rabinas, el 73 por ciento dijo que ellas habían sido víctimas del acoso sexual. De la mujeres encuestadas de la Iglesia Metodista Unificada, el 77 por ciento dijo que habían sido sexualmente acosadas. Wolf, una católica de toda la vida no podía encontrar encuestas similares de monjas católicas y sugirió el proyecto.

El primer paso fue un estudio piloto sin intención de publicación.  El estudio piloto fue hecho a través del Programa de Psicología y Religión del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de San Louis. Duckro, director del programa de psicología y religión, condujo el esfuerzo de investigación.  Chibnall fue responsable de las porciones conceptuales, metodológicas y estadísticas del proyecto.  El equipo de investigación primero contactó el liderazgo provincial de tres órdenes de monjas católicas en el área de San Louis y les pidió encuestar a sus miembros para un estudio piloto.

Al final de enero de 1.995, las encuestas fueron enviadas por correo a 855 hermanas en 37 estados y cuatro países extranjeros. Más de la mitad de las encuestas fueron enviadas por correo a las monjas que viven en Missouri. Finalmente, 578 monjas retornaron la encuesta completa. Los investigadores declinaron entregar los nombres de las tres órdenes encuestadas para el estudio piloto.

El estudio piloto —el cual muestra incidencias de la explotación sexual y el acoso sexual similar a la encuesta nacional posterior— concluye que los “datos” sugieren que la historia sexual y la sexualidad son áreas críticas para traerse al frente en la formación y formación en curso de las religiosas."

"Muchas mujeres han tenido experiencias de victimización sexual y muchas no han tenido el coraje de discutirlas," encontró el estudio piloto. "Las comunidades religiosas pueden llegar a resultar más invitantes con respecto a discusiones sobre la sexualidad, pero requerirá educación y estructura.  Las mujeres necesitan saber que ellas no están solas en sus experiencias."

La encuesta piloto también encontró que cerca de la mitad de todas las monjas habían estado involucradas en alguna forma de sexo consensual durante sus vidas religiosas, a menudo con otras monjas o con sacerdotes.  Muchas de aquellas relaciones duraron varios meses o años y fueron descritas por varias de las mujeres como “amorosas, respetuosas y comprensivas." Otras describieron las relaciones como “inapropiadas, humillantes o dañinas."

La encuesta piloto advirtió de fuertes "inhibiciones emocionales" contra la denuncia de la victimización sexual. "Hay temor de desatar poderosas fuerzas que conducirían a más problemas que beneficio." El reporte de la encuesta piloto también dijo que se tenía la esperanza de que la información de la encuesta pudiera ser diseminada más ampliamente “sin atraer un interés indebido de los medios noticiosos públicos."

El EstudioNacional

Los investigadores de la USL empezaron a trabajar en la encuesta nacional en junio de 1.995. En esa encuesta, los investigadores debatieron si incluían preguntas con relación al sexo consensual y, al final, decidieron contra ello.  Duckro dijo que creía que la sección que trata con el sexo consensual era una parte “distractora” del estudio.  "No pensé que fuera un gran asunto," dijo Duckro. "Lo que quería realmente saber era acerca del abuso, la explotación y el acoso."

Para la encuesta nacional, los investigadores fueron a la Conferencia de Liderazgo de las Religiosas basada en Maryland y pidieron información de contacto a las 538 órdenes en el grupo de liderazgo. De aquellas órdenes, 123 estuvieron de acuerdo en tomar parte de la encuesta y le suministraron a los investigadores los nombres y direcciones de sus miembros.

De los 29.000 nombres suministrados, los investigadores usaron muestras al azar para mondar la lista a 2.500 monjas a quienes se les enviaron cuestionarios. De esas mujeres, 1.164 regresaron las encuestas completas. La edad promedia de las monjas entrevistadas era de 62; el tiempo promedio en la vida religiosa era de 42 años.

Los investigadores dijeron que pocos de los resultados de la encuesta eran sorprendentes, pero admitieron que la información era inquietante.  "Las mujeres sufren, todas las mujeres," Duckro dijo. "Bajo la superficie, la gente es gente. Las historias de toda la gente pueden ser tan tristes."

Chibnall llamó a las monjas "mujeres fuertes, brillantes, altamente educadas" quienes estuvieron "dispuestas a admitir que había un abuso sucediéndose y que deseaban mejorar."

Wolf dijo que su trabajo en la encuesta fue tan doloroso que ella decidió no hacerlo el foco de su tesis doctoral. "No quería dedicar mi vida a algo que pudiera haber sido muy deprimente."

Poca Acción desde el Estudio

El estudio nacional fue pagado en parte por varias órdenes de monjas católicas.  Entre ellas estaban las Hermanas Franciscanas de María con base en San Louis, con 165 miembros, la mayoría en Missouri.  La hermana Sherri Coleman, quien sirve en el equipo de liderazgo de la orden, dijo que su orden sintió que el trabajo era importante. "Siempre nos hemos dado apoyo las unas a las otras," dijo ella, adicionando que los resultados de la encuesta pueden haber creado un "conciencia incrementada" de la victimización de las mujeres en la iglesia. "Optimistamente, nos ha hecho entre nosotras más sensibles," dijo ella. Dijo que era consciente de que las Hermanas de María no han implementado nuevos programas como resultado directo de la encuesta.

Otras patrocinadoras de la encuesta nacional fueron las Hermanas de San José de Carondelet con base en San Louis, con 518 hermanas en el área de San Louis.  La hermana K. Liston, una de tres miembros del grupo de liderazgo de la orden, dijo que ella no estuvo involucrada en la decisión de ayudar a financiar la encuesta nacional. Pero dijo que su orden sintió que la encuesta era una forma de "educar y trabajar hacia la curación compasiva de nuestras mujeres si ellas han experimentado el abuso." Dijo que los resultados mostraron que "no somos de ninguna forma diferentes del resto de la población."

La Conferencia de Liderazgo de Religiosas, quien le suministró a los investigadores las direcciones para que contactara órdenes afiliadas, no tomó acción después del estudio.  La presente directora ejecutiva dijo que no cree que la conferencia distribuyó los resultados de la encuesta o buscó hacer cualesquiera cambios en la política.

La directora, Carole Shinnick, dijo que "no está dentro de la misión de la LCWR el responder directamente a las necesidades de las mujeres que fueron victimizadas.  Es la responsabilidad de sus propias congregaciones." Shinnick, una Terapista quien trabajó casi exclusivamente con las monjas católicas por 12 años, dijo que sabe de primera mano el cuidado dado a las monjas abusadas.  "Mi experiencia de las congregaciones de la LCWR en responder a sus miembros es que ellas son pastorales, generosas y pacientes con la persona en recuperación," dijo Shinnick.

La hermana Mary Ann Walsh, una vocera de la Conferencia Estadounidense de los Obispos Católicos, dijo que el grupo no era conocedor de la encuesta de las monjas y no había considerado el asunto. Ese grupo, encabezado por el Obispo Wilton Gregory de Belleville, ha tomado un papel de liderazgo en el debate sobre las nuevas políticas en el despertar del escándalo de abuso sexual por los sacerdotes.

La investigadora Wolf, quien trabaja ahora en la educación católica, dijo que pocas monjas han salido al frente a hablar en público de sus experiencias.  Dijo que eso no es una sorpresa.  Muchas pueden sentir vergüenza o culpabilidad y reconocen que ellas pueden tener mucho que perder si salen al frente.  "Estas mujeres tienen que preguntarse a sí mismas cuáles son los beneficios y cuáles los costos," dijo. "La iglesia es la única corporación en el pueblo."

Reportero Bill Smith, E-mail: billsmith@post-dispatch.com, Phone: 314-340-8125.

Abusos Sexuales de la Iglesia Católica y el Vaticano, en Inglés con Subtítulos al Español
Tomado de: http://video.google.es/videoplay?docid=2375910862087691996 

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