El Físico Como Místico
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El Físico Como Místico
Por David Lewis
Escritor para la RevistaAtlantis Rising
Original en Inglés. Traducción por Luis Prada, Editor y Publicista de Brother Veritus‘ Website.
Haciendo un comentario sobre este artículo: "Los físicos han visto ahora muy claramente, mediante sus propios experimentos científicos, que las partículas subatómicas —que hacen nuestro mundo material— no pueden ser vistas ni medidas hasta que haya un observador que vea estas partículas. Así que, ¿en dónde está esta partícula y qué está haciendo cuando ninguno la está notando? Mmmmmmmmmm……. Paula Peterson EARTHCODE & INNER LIGHT INTERNATIONAL NETWORK |
Un niño mirando al cielo de una noche despejada contempla la maravilla del universo y su misterio. Cómo, después de todo, a tan simple mente, a cualquier mente, puede la expansión estelar ir y continuar, sin terminar.
Porque si fuera a terminar, imaginemos, habría siempre algo más allá. Y entonces ¿qué del comienzo, y antes de eso, y así sucesivamente? Los dos aparentes extremos describen lo que el filósofo y matemático francés Blaise Pascal, llamó les deux infinis: los dos infinitos.
Como la ciencia prueba este misterio, subatómica y cósmicamente, investiga dentro del dominio del entendimiento finito por su respuesta. Desde Darwin, los científicos del Occidente no han dicho que la materia dio nacimiento a la realidad, a la vida, esa realidad es concreta, lo que es decir finita, la maravilla de infinidad como se observa en una noche estrellada no obstante. Pero en su intento por definir la realidad, ponerla en una caja intelectual, la ciencia materialista se encuentra a sí misma en la tierra de los místicos, el reino que buscó evitar todo el tiempo.
Ahondando profundamente, incesantemente, adentro de la partícula subatómica en el universo, los científicos de avanzada encuentran que nada es como parece. Efectivamente, encuentran que el universo físico no es sino un rizo en un océano de energía infinita. Aún pegotes,tales como Paul Kurtz y su Comité para La Investigación Científica de Reclamaciones de Lo Paranormal (Committee for Scientific Investigation of Claims of the Paranormal), y tantos en las ciencias materiales, afirman que nada existe más allá de la materia. Ellos afirman, de hecho, que la materia es la realidad última. Desafortunadamente para los materialistas absolutos, la marea ya se volvió hace tiempo.
Temprano en este siglo [siglo20], Albert Einsteinasombró al mundo con sus descubrimientos en el mundo de la astrofísica. Con su teoría general de la relatividad, abrió las puertas de la ciencia a la palabra-M, Misticismo. Nos dijo que el espacio y el tiempo son coordinadas relativas entretejidas en la realidad que hace al continuum espacio-tiempo. También sugirió que la materia es inseparable de un campo energético cuántico siempre presente, que es una condensación de ese campo, y que este campo inefable es la sola realidad subyacente en todas las apariencias. Las implicaciones trajeron a cuestión las suposiciones más básicas del mundo Occidental acerca del universo, acerca de la materia, y acerca de nuestras percepciones como seres humanos. Einstein, no obstante, sólo abrió la puerta al reino místico. Mucho más siguió.
La teoría cuántica se involucra más allá de los descubrimientos hitos de Einstein. Los físicos, en su búsqueda por definir las propiedades esenciales de la materia, encontraron que las partículas más minúsculas en el universo, protones, electrones, fotones, y así, el verdadero tejido del universo material trasciende la realidad tridimensional. Los electrones, ellos descubrieron, no son materia en cualquier sentido estándar. El diámetro de un electrón, por ejemplo, no puede ser medido: un electrón se puede mostrar como dos cosas a la vez, tanto una onda como una partícula, cada una con diferentes características que desde un punto de vista puramente materialista debía excluir la existencia de la otra.
Como partículas, se comportan como un objeto visible más grande, una bola de béisbol, o una roca. Como ondas, sin embargo, los electrones misteriosamente se cambian de forma en unas vastas nubes energéticas.Muestran propiedades mágicas, estirándose a través del espacio con una habilidad aparente de bilocalizarse. Los físicos han descubierto, más aún, que estas habilidades mágicas caracterizan al entero universo subatómico, adicionando a la naturaleza del universo en sí mismo una dimensión que sobresalta la mente, y una mística. Aún más sorprendentes revelaciones se esperan en el mundo de la física.
El observador, el físico moderno encontró, realmente determina la naturaleza de la partícula subatómica. Cuando los físicos observan a las partículas como partícula, las encuentran que son partículas. Pero cuando observan a las mismas partículas como ondas, las encuentran que son ondas—la implicación es que la materia es definida por la perspectiva conciente en lugar de ser fija o finita.
UN MÁS PROFUNDO ENTENDIMIENTO
El físico David Bohm, uno de los protegidos de Einstein, ahondó más profundamente en este misterio. Tomó aún más adelante las implicaciones de una nueva física. Discernió que si la naturaleza de las partículas subatómicas depende de una perspectiva de observador, entonces es fútil investigar en las propiedades reales de las partículas, como es el objetivo de la ciencia, o pensar que las partículas subatómicas, la esencia de la materia, existen aún antes de que alguien las observe. En sus experimentos de plasma en el Laboratorio de Radiación de Berkeley, Bohm encontró que los electrones individuales actúan como parte de un todo interconectado. En el plasma, un gas compuesto de electrones y iones positivos en alta concentración, los electrones más o menos asumen la naturaleza de un organismo auto-regulador, como si ellos fueran inherentemente inteligentes.
Bohm encontró, para su asombro, que el mar subatómico que él creó era conciente. Por extensión, la vasta realidad subatómica que es creación material se puede también decir que es conciente. Para aquéllos que previeron las implicaciones, Bohm hizo añicos la útil pero limitada premisa que condujo a la ciencia a sus muchos logros en los tiempos modernos, cruzando una nueva barrera, más allá de la cual está al acecho lo desconocido, una zona científica crepuscular. La observación intelectual, el fulcro del método científico desde Francis Bacon, resultó ser que puede tomar al observador solamente hasta cierto tanto. Como con cualquier dogma, lo que era una vez una directriz útil llegó a ser una limitación asfixiante. Negando la habilidad del intelecto humano sólo para comprender la realidad última, Bohmretó al mundo científico a que adoptara un entendimiento más profundo. La realidad, el trabajo de Bohm sugiere, tiene una naturaleza más sutil que ésa que puede definirse por el pensar humano, lineal: la provincia de la ciencia y el intelecto.
Dentro del tejido de la realidad, Bohm justamente encontró no el fenómeno de la dualidad onda-partícula, como es descrito arriba, sino una interconectividad, una realidad de No-Espacio o No-Local en donde existe solamente la apariencia de ondas también siendo partículas. Él vio, quizás intuitivamente, que últimamente no tiene sentido ver al universo como compuesto de partes, o desconectado, ya que todo está unido: El espacio y el tiempo están compuestos de la misma esencia como la materia. Una partícula subatómica, entonces, no cambia súbitamente en una onda (a velocidades que tendrían que estar más allá de la velocidad de la luz, como el mentor de Bohm, Einstein, sugirió). Es ya una onda compartiendo el mismo No-Espacio como la partícula. La realidad no es material en ningún sentido común de la palabra. Es algo mucho más inefable. Los físicos lo llaman a esto, No-Localidad. Los místicos lo llaman,unicidad.
A pesar de aquéllos que estuvieron en desacuerdo, Bohm evolucionó a un entendimiento todavía más profundo —ése de un todo interconectado con una esencia conciente, en donde toda la materia y los eventos interactúan unos con otros. El tiempo, el espacio y la distancia son una ilusión relativa a la perspectiva. Él desarrolló, de hecho, un modelo holográfico del universo, en donde el todo se puede encontrar en la más diminuta parte: Una hoja de pasto, un átomo, y en donde la materia, circunstancia y dimensión resultan de las proyecciones holográficas de la sutil, pero poderosa, energía conciente. La localización real y el cambio de forma de las partículas, todo manifiesta la realidad. De hecho, ellas existen solamente en el contexto de las apariencias relativas. Bohm descubrió que cada cosa está interconectada con cualquier otra, pasado, presente y futuro, también como tiempo, espacio y distancia, porque todo ocupa el mismo No-Espacio y No-Tiempo.
David Bohm trajo a los físicos y al mundo científico el entendimiento que ha propulsado a los místicos y sabios desde la alborada del tiempo. Rechazando la idea de que las partículas no existen hasta que ellas son observadas, él, como el laureado del Nóbel y renombrado físico Brian Josephson, vio que la física debe ver a la naturaleza de la realidad subatómica de una nueva manera. No es simplemente que la perspectiva conciente afecta a la naturaleza del cuanta subatómico. Bohm reveló que el cuanta subatómico es conciente, lo que significa que todo es conciente: Los objetos inanimados y el aparentemente espacio vacío, la verdadera definición, si una fuera posible, de la realidad mística o espiritual.
EL ESPACIO HUECO
La mayoría de físicos está de acuerdo que un mero centímetro cúbico de espacio está lleno hasta el tope con más energía que la suma de todas la energía mantenida en el entero universo material. Una escuela de física encuentra este cálculo tan increíble que asumen que debe ser un error. Pero para aquéllos tales como Bohm, el principio tiene perfecto sentido. La materia, de acuerdo con el avant-gardede la física subatómica, no puede últimamente ser separada de lo que aparece como espacio vacío. Es una parte del espacio y parte de un orden invisible más hondo del cual la esencia conciente, no vista, de la realidad se precipita como forma material y luego retorna a lo invisible de nuevo. El espacio no es vacío, sino lleno con energía conciente altamente concentrada —la fuente de todo en existencia.
En "El Universo Holográfico" ("The Holographic Universe"), una elaboración sobre la implicación del genio de Bohm, Michael Talbot describe toda la creación material como un "rizo… un patrón de excitación en medio de un vasto océano inimaginable." Talbot va hasta decir, parafraseando a Bohm, que, "…a pesar de su aparente materialidad y enorme tamaño, el universo no existe dentro y de sí mismo, sino que es el niño adoptado de algo mucho más vasto y más inefable."
Talbotcuenta la historia de Bohm, encapsulando las implicaciones de su revelación y del nihilismo implícito de la ciencia moderna. "Bohm," dice Talbot, "cree que nuestra tendencia casi universal de fragmentar al mundo e ignorar la interconectividad dinámica de todas las cosas es responsable de muchos de nuestros problemas… creemos que podemos extraer las partes valuables de la tierra sin afectar al todo… tratar las partes de nuestro cuerpo y no preocuparnos con el todo… tratar con… el crimen, la pobreza, y la adicción a las drogas sin dirigirnos a… la sociedad como un todo." Bohm, Talbot relata,cree que tal manera fragmentada de abordamiento puede ocasionar aún nuestra última destrucción. El problema de la reconciliación de la ciencia moderna, aún la física moderna, con el maravillarse que siente un niño cuando mira a un cielo de noche despejada, Les Deux Infinis, permanece como el dogma del materialismo absoluto, la no-conectividad.
Mientras que la marea ha vuelto en ciertos círculos dentro de la comunidad científica, la materia, se nos ha dicho aún, es la fuente de toda la vida. Nada verdaderamente misterioso existe, ellos dicen, contrario a la creencia de Einstein que el aprecio de lo misterioso yace al centro de toda la verdadera ciencia. En cartas a un amigo, el mismo Darwin argumentó extenuadamente en favor del gradualismo, la teoría de que toda la vida evoluciona lenta e inexorablemente en la materia primitiva sin cambios súbitos, para evitar soportar cualesquiera posibles teorías de creación supernaturales o bíblicas. Esa tendencia, encontramos ahora, permanece fijada a tal grado que el materialismo absoluto ha llegado a ser un dogma establecido de los mundos científicos y académicos.
De acuerdo con Allan Bloom, un profesor de la Universidad de Chicago, la sugerencia de la existencia de un Absoluto, aún la variedad filosófica, es mirado con burla en círculos académicos. Él revela en "Cerrando La Mente Americana" ("Closing of the American Mind") que el Absolutismo de cualquier suerte ha llegado a ser tabú en las aulas de clase de la universidad. Ningún orden subyacente de inteligencia puede existir en el universo, dicen los académicos. La avant-gardede la física teórica, sin embargo, llega con una nueva toma de un muy antiguo Absoluto filosófico y metafísico.
SABIDURÍA ANTIGUA Y CIENCIA MODERNA
"Más Allá del Big Bang" ("Beyond the Big Bang"), el libro de Paul LaViolette acerca del mito antiguo y la "ciencia de la creación continua," revela un mensaje extraordinario y persistente codificado a través de las mitologías antiguas del mundo, un mensaje con eco ahora en los cosmólogos cuánticos, tales como Andre Linde de Stanford y aún Steven Hawking de Cambridge. Pasándolo de las brumas de la prehistoria a los tiempos modernos, estos mitos antiguos describen repetidamente principios ahora apuntados a lo más nuevo de la nueva física: Aquello de un potencial universal latente dentro de toda la realidad.
"En todos los casos," dice LaViolette, "el concepto [los mitos] efectivamente llevados retratan cómo un éter inicialmente uniforme y sin características se Auto-Divide para producir un modelo de onda … bipolar." LaViolette elabora, diciéndonos que una "ciencia antigua de la creación" llega a nosotros a través del mito, el cual "concibe toda la forma física, animada e inanimada, a ser sustanciada por un fondo de proceso, un flujo de energía vital que está presente en todas las regiones del espacio. Por tanto la antigua ciencia de la creación… infiere la presencia de conciencias como de vida o espíritus de todas las cosas, aún en objetos inanimados tales como rocas y ríos o la Tierra en sí misma."
Mientras que apoya su premisa con los principios de la física cuántica, LaViolettehabla a los materialistas quienes habitan el mundo de la ciencia moderna, "Esta visión de una vastedad, viviendo más allá contrasta agudamente con el paradigma mecanístico saneado... el cual ha negado la existencia de un reino supernatural no visto y forjó una cuña entre la ciencia y la religión."
Los altos sacerdotes de la física como los laureados del Nóbel Steven Weinberg, y otros altamente notables físicos, claramente dejan la puerta abierta a la Creación Continua de LaViolette, sincrética, de acuerdo con el físico Michio Kaku de laCity University de Nueva York, y las cosmologías judía-cristiana, budista y científica. Los altos sacerdotes también expresan la probabilidad de los universos paralelos, o un Multi-verso, en el cual nuestra realidad es una de las muchas que existe en el No-Tiempo/No-Espacio, un principio que suena como la versión científica de la existencia trascendental.
Refiriéndose a la inhabilidad de la teoría del Big Bang para tener en cuenta lo que sucedió antes del Big Bang, Kaku, en un artículo reciente en el London Daily Telegraph, cita a Weinberg cuando dice, "Una importante implicación es que no hubo un comienzo… el [multi-verso] ha estado aquí todo el tiempo." Intentando resolver lo de cómo es extremadamente improbable que nuestra realidad, menos aún otra, alguna vez presentó condiciones que soportaran vida biológica, Freeman Dyson de Princeton dice, de mal agüero para los materialistas, "Es como si el universo supieraque nosotros veníamos (se adicionó el énfasis)."
MÁS ALLÁ DEL VELO
Los principios que la ciencia ahora comienza a abrazar, lo de un universo inherentemente inteligente, han sido adheridos por miles de años. Antiguos textos sánscritos describen la naturaleza de Purusha,la Conciencia Suprema, y Chittam, o asunto de la mente, como fundamental a la naturaleza de la realidad. Los reinos mineral, vegetal, y animal existen como gradaciones de la Conciencia Suprema. El hombre, siendo altamente conciente, participa en este vasto flujo de conciencia sutil. Aquí, la mente es un universo en miniatura y el universo es la expansión de la mente. Y mientras el debate aún está enfurecido en la ciencia Occidental, a través de la historia los practicantes de la ciencia yogui reportan, lo que los altos sacerdotes de la física relegan a la teoría abstracta.
En un estado exaltado de conciencia, por ejemplo, el gran yogui, Paramahansa Yogananda,quien pasó mucho de su vida en los Estados Unidos, experimentó su propio despertar fusionado con la conciencia cósmica, habiéndose dedicado a sí mismo a ese objetivo por muchos años. En su famosa autobiografía, Yogananda describe su experiencia: "Mi sentido de identidad no estaba más confinado a un cuerpo," él relata, "pero abrazó los átomos del ambiente de alrededor… Mi visión ordinaria frontal fue cambiada ahora a una vasta visión esférica, toda perceptiva simultáneamente … todo fundiéndose en un mar luminiscente. La Luz unificante alternaba con materializaciones de forma." Después de describir un estado de gozo extático, el renombrado yogui sigue diciendo, "Una gloria henchida dentro de mí comenzó a envolver pueblos, continentes, la tierra, los sistemas solar y estelar, la tenue nebulosa, y universos flotantes…El cosmos entero… reluciente dentro de la infinitud de mi ser." En la jerga de la física moderna, esta experiencia podría ser descrita como No-Localidad en un mar de electrones. En la jerga del yoga, se le llama Unicidad con la Conciencia Suprema, El Ser Último, o Dios.
Como los sabios antes de él por miles de años, Yogananda describe el universo más allá de la materia como compuesto de indescriptible Luz sutil. Él describe el universo material como estando compuesto de la misma esencia pero en una forma de gasa, un principio que recibe eco a través de las tradiciones místicas del mundo y ahora en la física moderna.
Con respecto a la fuente de esta luz, Yogananda afirma, "La dispersión divina de rayos que se derraman de una fuente eterna, ardiendo en galaxias transfiguradas con auras inefables. Una y otra vez vi los destellos creativos condensarse en constelaciones, entonces resultar en hojas de llama transparente. Por reversión rítmica, septillones de mundos pasaron en lustre diáfano, luego el fuego se convirtió en firmamento.
Quizás más significantemente, el sabio nos cuenta que su experiencia del centro de toda la luz y creación se vertió de un punto de percepción intuitiva en su corazón, no de su intelecto, un punto que enfatiza los límites del método científico de Occidente. Y mientras que la ciencia del Occidente puede frustrar a tal descripción subjetiva, reclamando que carece de verificación científica, esos místicos quienes se han dedicado a la percepción absoluta a través de la historia reportan experiencias similares.
La ciencia yogui, practicada dentro del laboratorio de la conciencia humana, es, de hecho, la ciencia de la conciencia, la que los físicos tales como Bohmteorizan ser inseparable de, y responsable por, toda la realidad.
A mi propia manera, nuestro niño impresionadamente maravillado bajo las estrellas probablemente llega a la misma conclusión.
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