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Súplica al Señor


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Súplica al Señor
Una Carta del Maestro Serapis Bey

 

Del libro: “Cartas de Luxor”del Maestro Serapis Bey, Centro Lusitano de Unificación Cultural,http://www.centrolusitano.org. El título de esta carta ha sido asignado para propósitos de identificación solamente, no está en el texto original.

Ésta es una poderosa y sagrada plegaria, léela de corazón y como viniendo de ti.  Observa los minutos de silencio. Consiste de tres partes: 1. La debilidad y fragilidad humanas en súplica por el Sendero, 2. Las Insignias Sagradas, la purificación del Templo del Espíritu Santo, y, 3. Aurora Acuariana, la transfiguración del Hombre.

Jesús, Tú estás allí cuando estoy deprimido.  ¡Escucha, por favor, esta súplica!Señor, Maestro del Amor y de la Luz, a Tus pies nos encontramos.  Vivimos en este mundo de la contingencia y del dolor.  La ignorancia se abate sobre nosotros.  Somos pequeños y frágiles, mas hoy, ¡aquí estamos muchos!  Vivimos unidos por la esperanza de un mundo mejor en una vívida Voluntad de Bien.  Anhelamos el crecimiento espiritual para servir mejor a la causa sublime y poder aliviar el sufrimiento que sentimos en nuestra vuelta.

Señor, Maestro del Saber de todos los tiempos y lugares:  No mires nuestra flaqueza personal, nuestra pequeñez individual, mas observa la fuerza emergente de nuestro querer colectivo.  Hoy, aquí estamos, y nuestra bandera es la fraternidad de todos los seres.  En este vestíbulo de Tu Santuario de Luz, osamos golpear el Portal Sagrado.  Son nuestros corazones, motivados por el Amor, que nos conduce aquí, se afinan en unísono en la esperanza del despertar.

Señor, Maestro viviente en lo más recóndito e íntimo de nuestro Ser, acepta nuestras firmas en el Libro del Orden y de la Consagración, en el Registro de los que se asumen como servidores de Tu Ley.  “El Orden surge del Caos”  y así, el Recto Camino nos conduce de las tinieblas hacia la Luz.

Aquí, en el Recinto Externo, aquietamos nuestros corazones y deponemos las armas de nuestra personalidad.  Mas, Señor, Tú que eres la Luz del Mundo, Tú que eres el Verbo que nos sustenta, Tú, Señor, ayúdanos a conocer el Silencio Mayor.  ¿Cómo haremos el puente hacia los Mundos del Espíritu?  ¿Con qué sustancia lo iremos construyendo?

 …….(algunos minutos de silencio)……..

Suave… lentamente… nos sentimos guiados hacia un Silencio inmenso, inconmensurablemente poderoso y creativo —el Silencio Interior, que es Todo, que Todo abriga.  Delante de él —en el santuario de la Verdad— nos inclinamos y pedimos, de Vuestras manos, la ígnea semilla.  Ella crecerá en nuestros corazones de día en día, a partir de hoy y en los días que seguirán.  ¿Qué frutos nos reserva?

En la tierra inmortal fue dorada y, al florecer, irá dotada de la Luz de la Inmortalidad, ¡que resplandecerá!…

Sí, ya a lo lejos avistamos la Luz —la Luz del Alma perenne.  Yo, Tú, y Nosotros… oímos el repicar de campanas, el sonido melodioso de flautas, de órganos, de cítaras —el Sonido inaudito que despierta las almas hambrientas.  En este camino sin márgenes, observamos las letras de fuego, las Insignias Sagradas, apañando Tus Misterios:

                                                                           Sabiduría – Belleza – Creatividad
                                                                           Propósito – Fortaleza – Coraje
                                                                           Firmeza – Modestia – Constancia
                                                                           Justicia – Equilibrio – Poder
                                                                           Servicio – Amor – Fraternidad

Verdaderamente, son nuestros propios pasos que las escriben, que las revelan, trayendo cada marca sufrida en la larga y ardua jornada.  Si, cada paso es el eco, y recuerda en nosotros la visión de la Gran Ley.

Señor, tan largamente hemos deambulado por el mundo; ¡fue tan lento el despertar!  Hoy miramos hacia el pasado y sólo ahora entendemos.  Nosotros somos el propio Camino, nosotros somos la propia Escalera.  En ella no nos podemos perder porque nos llevará hasta Ti, como está escrito en las Leyes que gobiernan el Cosmos.  En realidad dichosos somos; por eso damos gracias y ¡queremos ser dignos de Tu Gloria!

Señor, enséñanos a honrar en nosotros a Tu Divina Morada.  Queremos saber purificar el Templo que nos confiaste.  Que él sea sustentado por la Fuerza que de Ti emana e iluminado por la belleza que de Ti refulge, para que cada uno de nosotros se convierta en un canal de paz y fraternidad, en un pilar de armonía y virtud, en un ejemplo y en una fuente de inspiración a Tu Servicio, para el bien de todos nuestros hermanos.

Señor, si nos preguntas qué es lo que verdaderamente aspiramos:

 — “Amor y Sabiduría”, decimos,”no por nosotros, sino por el mundo de quien seremos servidores.”

— “Virtud y Justicia”, decimos, “para sembrar en todos los corazones, a cuyas puertas incansablemente golpearemos, no como intrusos, sino usando la palabra respetuosa y amable que nos concediste.”

Señor, pregúntanos si estamos listos:

 —”Aquí estamos”, decimos.  “Únicamente te rogamos que fortalezcas nuestra Voluntad para que se corran los velos que cubren nuestra visión.”

Sabemos que habrá renuncias, mas escogeremos las vías de la purificación y nos entregamos para las pruebas del Fuego y del Agua, de la Tierra y del Aire.

Penetraremos en el Silencio de Tus Misterios.

 ………(algunos segundos de silencio) ……..

Dentro de estos muros el Amor embriaga, alimenta y reina entre los hombres. ¿Dejaremos de ser mortales?

Ya en breve se anuncia la Aurora y los rayos dorados del Sol despertarán la Llama adormecida en cada hombre.  Luego, la Luz se inflamará, irrumpiendo desde nuestra naturaleza más interna.  Poco a poco tomará cuenta de nosotros, guiando nuestros pasos por la Senda de la Justicia.

A semejanza del Templo de Luxor, la Señal de Dios, la Diadema estrellada refulgirá en nuestras mentes —en la portada sagrada— firmando la Alianza entre lo Divino y los hombres consagrados.  En la Luz de la eterna Sabiduría fundaremos el Reino de la Paz.


Templo de Luxor

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