Fe para el Camino Abierto


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Fe para el Camino Abierto

Patrick Henry Bellringer
bellringer@fourwinds10.com
Lunes 3 de Mayo del 2.004

Publicado en este sitio web el 14 de Mayo del 2.004.  Tomado de: http://www.fourwinds10.net/siterun_data/bellringers_corner/writings/news.php?q=abf88cd09d49d5fde874375bb6ac459f  .  Original en Inglés, traducción por Guillermo V. Herrera Plaza.

El factor más importante que da estabilidad a nuestras vidas, como gente que vive en la Tierra Shan, es nuestra creencia en el Dios Creador, y el poder creativo de nuestro Espíritu Divino interno. Los mensajeros de la Verdad a través de la historia nos han enseñado lo que sabemos con nuestro Espíritu Divino interno que es verdad, que el Dios Creador es un Dios cariñoso y compasivo, que tiene un propósito para cada una de sus creaciones.

Esu Immanuel Sananda nos ha enseñado que a través de nuestro Espíritu Divino interno podemos conocer toda la Verdad. Sólo necesitamos preguntar. Cada uno de nosotros tiene un contrato con el Dios Creador. Cada uno tiene un propósito para estar aquí en este actual ciclo de vida o encarnación. Dentro de cada uno de nosotros se halla el poder y la sabiduría creativos con los cuales podemos hacer frente a problemas insuperables de la vida diaria, mientras aprendemos nuestras lecciones en el crecimiento del alma y completamos nuestros contratos.

El saber que tenemos un contrato a cumplir que hicimos con el Dios Creador, una misión en la vida, nos da esperanza y propósito en nuestra vida. Nos da la fe para viajar “vía libre”. Demasiados viajeros carecen también hoy de la esperanza y el propósito que hacen que la vida tenga sentido. Todavía no han despertado a su potencial verdadero. Todavía no han encontrado un sistema de creencias que les daría fe para viajar por el camino despejado.

Examinemos el concepto de creencia, qué es y cómo se adquiere. Entiendan que la creencia, la fe y la confianza tienen el mismo significado. Digamos que Ud. camina en un sendero a través de un bosque en una región montañosa, y llega a un puente de pie que atraviesa un barranco muy profundo. El puente está sostenido por dos cuerdas que se columpian de uno a otro lado del cañón. Ahora se enfrenta a una decisión muy importante. Ud. debe tomar una opción de libre albedrío que puede ser peligrosa para su vida. ¿Confía en que el puente mantenga su peso mientras lo cruza? ¿Cree que el puente de cuerda es bastante fuerte para sostenerle? ¿Tiene fe en que el puente le llevará a su destino al otro lado del barranco?

Coloca un pie en el puente para probarlo. Coloca otro pie en el puente, las cuerdas crujen, y Ud. está a punto de aterrarse. El puente mantiene su peso, así que continúa cuidadosamente a través del barranco profundo y alcanza con seguridad el otro lado. Ud. atravesó el puente con la creencia que el puente era igual a la tarea. Atravesó el puente con la creencia de que Ud. estaba a la altura de la tarea. Tal creencia viene del poder de su Espíritu Divino interno. Esa creencia le dice que el Dios Creador tiene el poder de hacer el puente bastante fuerte para llevarle. Esa creencia, de hecho, le dice que Ud. tiene ese poder creativo del Dios Creador, y que Ud. puede hacer el puente tan fuerte como sea necesario para apoyarle. De eso, amigos míos, es de todo lo que trata la creencia, la fe o la confianza. La fe implica un conocimiento interno de que Ud. posee el poder de Dios Creador que es siempre igual a la tarea. Ese poder interno apoya su fe para viajar por el camino despejado.

La pregunta es: “¿Cómo adquiere uno tal fe, tal creencia, tal confianza?” En las “buenas nuevas según Juan” se registra mucho de las enseñanzas de Esu Immanuel sobre la creencia. En Juan 4:7-15 se registra el relato de “la mujer en el pozo”. La mujer, que vino a coger agua del pozo en este relato era samaritana, natural de Samaria (hoy Jordania occidental). Los samaritanos eran judíos que se habían casado entre ellos con no judíos, y, así, fueron rechazados y odiados por los judíos puros. Prohibieron a los judíos que tuvieran cualquier trato de cualquier tipo con los samaritanos ya que se consideraban parias de la sociedad judía.

La historia va que Esu Immanuel viajaba a través de Samaria. Llegó al pozo de Jacob y como estaba cansado se sentó al lado del pozo. Mientras que Esu se sentaba allí, una mujer de Samaria vino al pozo a coger agua. Esu la dijo: “dame de beber”. Ella dijo: “¿cómo es que Ud., un judío, me pide de beber a mí, una mujer de Samaria?” Esu contestó: "Si conocieras el regalo del agua viva de Dios y quien soy yo, me pedirías esta agua viva. Cada uno que bebe de este pozo tendrá sed otra vez, pero quien bebe del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré le convertirá en una fuente de agua que mana hasta la vida eterna.”

Esu hablaba de creencia, de despertar espiritual. Al igual que el agua mantiene la vida física, así el agua viva del Dios Creador, el poder interno, mantiene la vida espiritual y da esperanza y propósito. El agua de la vida es un regalo que está allí para pedir. Para recibirlo uno debe creer que es verdadero, y que apagará su “sed espiritual”. En segundo lugar, uno debe hacer una opción de libre albedrío, una decisión para recibirla. Uno debe tomar el “agua viva” y beberla. Uno debe ir dentro del pozo del “agua viva” en el centro de su corazón y beberla. Entonces Ud. se despertará al poder de este regalo del Dios Creador para llevarle adelante, a lo largo del sendero de su vida. Al igual que el agua es esencial para la vida física, así es el agua viva del Dios Creador esencial para la vida espiritual de uno.

Amigos míos, la creencia es tan simple como el agua potable. La mujer samaritana dijo a Esu, “Señor, dame de esta agua para que nunca vuelva a tener sed.” Ella tenía una necesidad. Estaba espiritualmente sedienta. Ella hizo una elección. Decidió que este regalo de agua viva satisfaría su sed espiritual. Ella tomó la iniciativa. Pidió y recibió el regalo. Ella despertó al “pozo de agua viva” dentro de ella, al poder creativo que tenía a su disposición. El resultado fue que ella tuvo creencia. Tuvo confianza. Tuvo fe. ¿Cómo sabemos que esto es verdad? La historia sigue diciéndonos que esta mujer estaba tan entusiasmada que dejó su cántaro de agua en el pozo de Jacob, y corrió a la ciudad para decírselo a su familia y amigos. Muchos samaritanos creyeron en su testimonio y pidieron a Esu que permaneciera y les enseñara la verdad durante dos más días. Muchos más creyeron y “bebieron del agua viva” porque oyeron en persona las palabras de verdad de Esu. Ellos también encontraron fe para su “camino despejado”.

Otra demostración del significado de la creencia por Esu Immanuel se registra en Juan 6. Mientras Esu enseñaba y sanaba a la gente, una muchedumbre de por lo menos cinco mil personas se había reunido a lo largo del Mar de Galilea. Esu dijo a Felipe: ¿Cómo vamos a alimentar a esta gente? Felipe contestó: “Doscientos denarios no comprarían bastante pan para que cada uno de ellos consiguiera un poco”. Entonces Andrés dijo: “Hay un chaval aquí que tiene cinco hogazas de pan de cebada y dos pescados, pero, ¿qué son ellas entre tanta gente?” La respuesta de Esu fue decir a sus discípulos que toda la gente se siente en la hierba. Esu tomó entonces las cinco hogazas de pan de cebada y dos pescados, dieron gracias al Dios Creador por ellas y luego distribuyeron este alimento a la gente. Cada uno comió hasta saciarse y sus discípulos recogieron doce cestas de alimento que sobró. ¿Cómo pudo suceder esto?

Esu Immanuel mostró a la gente el potencial del poder interno del Dios Creador. Esu utilizó esta energía creativa para multiplicar los cinco panes de cebada y dos pescados para alimentar a una muchedumbre de cinco mil personas. Él hizo esto para mostrarles en qué consiste toda la creencia en su potencial verdadero del Dios Creador. De la historia es obvio que la gente no entendió, porque al día siguiente vinieron otra vez a Esu. Él les dijo: “En verdad, en verdad les digo que me buscan no porque vieron milagros sino porque les alimenté, y ahora tienen hambre otra vez. No trabajen para el alimento físico que perece, sino para la comida que les doy, que trae vida espiritual.”

"A Moisés se le dio maná, pan del Cielo para la vida física, pero yo les doy el pan verdadero del Cielo, porque el pan de Dios es el que baja del Cielo, y da vida espiritual al mundo. Les traigo el pan de la vida. El que come este pan verdadero saciará su hambre espiritual, y el que bebe el ‘agua de la vida’ saciará su sed espiritual.”

Amigos míos, creer es tan simple como comer pan. Primero debe haber una necesidad. Uno debe tener hambre espiritual. Ud. debe hacer una elección. Debe decidir que el regalo del “pan de la vida” saciará su hambre espiritual. Entonces debe tomar la iniciativa. Ud. debe pedir y recibir el regalo. Mientras se despierta al pan de la vida interno Ud. debe alimentar su espíritu, al poder creativo que tiene a su disposición, que sabe que es verdad. El resultado es que Ud. tiene ahora creencia. Tiene confianza. ¿Ud. tiene fe, la fe para viajar por el camino abierto.

Una tercera demostración de Esu Immanuel sobre el significado de la creencia se encuentra en Juan 5:2-18. En Jerusalén en la Puerta de las Ovejas había una piscina de aguas sanadoras que tenían cinco pórticos. Se llamaba la piscina de Bethzatha. En aquellos tiempos cuando el agua era agitada los que estaban en la piscina se curaban. Cuando Esu vino a la piscina estaba llena de una multitud de inválidos, ciegos, cojos y gente paralizada. Esu vio a un hombre tumbado junto a la piscina, que había estado enfermo durante 38 años. Le dijo: “¿Desea ser curado?” El hombre enfermo le respondió: “Señor, no tengo ningún hombre que me ponga en la piscina cuando el agua esté agitada, y mientras voy, otro baja delante de mí.” Esu le dijo: “¡Levántate, recoge tu jergón y camina!”, e inmediatamente el hombre se curó, recogió su jergón y caminó.

¿Por qué Esu hizo la pregunta al hombre enfermo “desea ser curado”? Era obvio que él estaba físicamente enfermo y que el único propósito para estar en la piscina de Bethzatha era el ser curado en las aguas sanadoras. Esu hizo la pregunta para mover al pensamiento del hombre más allá de las aguas físicas de la piscina al poder curativo que se mantenía dentro de él mismo. El hombre no comprendió la pregunta como mostró en su respuesta, “no tengo ningún hombre que me ponga en la piscina”. Esu ignoró la respuesta del hombre que se basaba en el pensamiento de la tercera dimensión, y empujó su sistema de creencias a nuevos límites mediante su orden, “¡levántate, recoge tu jergón y camina!”

Era muy obvio que el hombre no podría caminar físicamente. Él había tratado de caminar cientos de veces, y había fracasado. ¿Por qué sería diferente esta vez? Cada uno alrededor de él sabía que este hombre necesitaba ser curado. Este hombre tenía una gran necesidad, un gran deseo de ser curado. En una fracción de segundo él tuvo que tomar una decisión. Tuvo que hacer una opción para responder a la orden que se le dio. Luego tuvo que tomar la iniciativa y hacer lo imposible. ¡Tuvo que levantarse y caminar! ¡Al hacerlo así, él sería curado inmediatamente! En el acto de levantarse este hombre enfermo ejerció su poder de curarse a sí mismo. Al tomar la iniciativa con fe, los ángeles de la curación lo ayudaron. El resultado fue que caminó como cualquier persona sana. ¡Lo curaron! Durante 38 años este hombre, al igual que cada uno, tuvo el poder dentro de sí mismo de curarse a través del poder creativo de su Espíritu Divino, pero nunca lo supo. El resultado es que él ahora tuvo creencia. Ahora tuvo confianza. Él ahora tuvo la fe que necesitaba para viajar por el camino abierto. Había despertado a su potencial verdadero.

Hace unos 42 años un profesor de seminario compartió conmigo algunos pensamientos que había escrito. Los incluyo aquí para su discernimiento.

El Ford en el Salón

(Dr. Paul F. Barackman)

En el año 1.909 un granjero compró un Ford. Su compra enfrentó al granjero y a su esposa con un problema. ¿Cómo se iba a mantener esta nueva posesión brillante en su belleza original, si se conducía por las carreteras de aquel tiempo a través de surcos, polvo y fango? Solucionaron el problema aparcando el coche en el salón, que en un cortijo ha sido a menudo receptáculo para objetos sagrados. Allí, libre de los peligros del uso diario, fue desempolvado cuidadosamente, pulido periódicamente y admirado por su aspecto, mientras que el dueño gradualmente “se salió de la noción” de aprender conducir. Pasaron cuarenta años. Murieron el granjero y su esposa. El Ford fue subastado a dos muchachos que lo compraron por 47 dólares. No nos dijeron qué resultados desastrosos sobrevinieron después de que el nuevo dueño asumiera el control. Conjeturamos que el espléndido tesoro pronto se encontró a sí mismo en la aspereza y el desarreglo de la carretera, donde las condiciones habían mejorado considerablemente desde 1.909, pero todavía impone riesgos ante los que la utilizan.

Ni los Fords ni la fe están hechos para guardarlos en el salón. Y aunque éste pudo haber sido el único Ford en la historia que se tratara de esta manera considerada, ha habido un número de personas que ha intentado tratar la fe de esta manera.

A veces los hombres que han llegado a la posesión de una fe tienen a veces pensamiento de preservarla de la aspereza y el desarreglo de la carretera. Han visto algunas cosas que suceden cuando los dueños de tales vehículos han ido adelante en el camino abierto. Por lo menos están expuestos a tener fango lanzado sobre ellos por viajeros. De uno u otro modo han sufrido algunas que otras abolladuras y rasguños. La exposición a los elementos ha quitado el brillo con mucha eficacia. ¡Ha habido algunos destrozos también! Todos los riesgos, más la dificultad de aprender a conducir, han inducido a los hombres a poner la fe más en un adorno que en un medio de transporte.

El camino de la vida está lleno de peligros intelectuales y espirituales, conocidos y desconocidos. Es suave a veces, pero puede convertirse en escarpado, pedregoso o estrecho. Movida por consideraciones tan alarmantes, alguna gente ha cambiado la fe de unos medios de ayuda para hacer su viaje terrenal, en una carga para la cual asume responsabilidad. Cuando se hace la vida, ellos pueden haber tenido éxito en guardarla de todas las influencias de corrupción, pero puede que nunca hayan hecho un viaje.

Cada uno tiene que admitir los riesgos que se pueden encontrar en el camino abierto, pero la fe ha sido igual a su tarea. Pusimos la tensión de nuestro trabajo sobre ella. Mediante ella viajamos por caminos difíciles y superamos sus dificultades. “El Ford en el salón” es por lo tanto, un recordatorio pintoresco de que tenemos un gran recurso para todas las vicisitudes de una carrera humana.

Amigos míos, la creencia es como beber agua. La creencia es como comer pan. La creencia es como levantarse y caminar. Debe haber una necesidad, una opción, una decisión tomada para llenar esa necesidad, una acción tomada para alcanzar la meta y un resultado que sea totalmente satisfactorio. ¿Es su fe como el Ford en salón? ¿Hace Ud. autostop a lo largo del camino de la vida porque no ha aprendido a conducir? ¿Tiene Ud. su poder para viajar oculto porque está demasiado asustado para intentarlo, y los riesgos son demasiado grandes?

Mucha gente ha mantenido su fe en el “salón” durante cuarenta años, puliéndola cada domingo o día santo y admirándola, pero nunca dejando que esa fe, esa creencia, esa confianza les lleve a alguna parte. La fe viene, amigos míos, al beber nuestra agua de la vida. La fe viene al comer el pan de la vida. La fe viene en nuestra travesía del puente. Viene mientras ejercitamos nuestro poder divino interno. La fe verdadera puede mover las montañas en un instante.

¿Se atreve Ud. a sacar su fe a la carretera abierta, en medio del polvo y de los surcos de la carretera, y con ella formar su destino? ¿Se atreve a utilizar su poder creativo interno para ayudar a cambiar su mundo y el destino de otros para bien? Les pido que permanezcan con toda la humanidad, y que utilicen su gran poder interno para crear su camino para el bien más grande de todos. Tenemos a nuestra disposición las aguas vivas, el pan de la vida, las fuerzas sanadoras, el poder creativo interno para hacer todas las cosas nuevas. ¡Tenemos una fe igual a la tarea, porque nuestra fe fue diseñada verdaderamente para el camino abierto!

– Los escritos de Bellringer y la información de Nesara están en:
http://www.fourwinds10.com

– El archivo de los periódicos “Los Diarios del Fénix” (The Phoenix Journals) y “El Periódico Contacto” (The Contact Newspaper) están en:
http://www.phoenixarchives.com/

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