El Semblante de Jesús


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El Semblante de Jesús

Luis Prada

Todos los textos originales citados están en Inglés, traducciones por Luis Prada.

Presento aquí dos retratos de JesúsEl primero es un extracto del libro "Los Lugares Sagrados del León" ("Sacred Places of the Lion") escrito por el médium de trance y contacto de Extraterrestres George Hunt Williamson.  El Hermano Felipe (George Hunt Williamson)también escribió "El Secreto de los Andes"mientras estaba viviendo en el Monasterio de los Siete Rayos en Lago Titicaca.  Él consiguió los derechos de autor para el material "Los Lugares Secretos del León" en 1.958.  El segundo es una carta escrita cuando Jesús estaba en vida; esta carta,  describiendo la apariencia física de Jesús, fue enviada al César Romano.  La autenticidad de esta carta está aún bajo investigación.

Dellibro "LUGARES SAGRADOS DEL LEÓN" ("SACRED PLACES OF THE LION")por George Hunt Williamson, páginas150 y 151:

"El Jesús que Marcos [el Evangelista] conoció no era la criatura oscura, afeminada, que es pintada por los artistas modernos.  Jesús fue un hombre de poderosa estructura quien comandaba respeto no solo a causa de Sus fantásticas cualidades mentales y espirituales, sino por Su proeza atlética también!

"¿Estaría encerrado en un cuerpo demacrado como es hoy representado colgando en la Cruz el hombre más perfecto de todos los tiempos?  No, mil veces no Jesús eraPerfecto espiritual, mental y FÍSICAMENTESu cuerpo era firme y fuerte, no mostrando suavidad o delicadez no masculinaSe veía como si fuera moldeado del mármol más fino; no había mancha o marca sobre ÉlEra claro y hermoso, y flexible como el atleta más fino.

"Tenía seis pies de alto y pesaba aproximadamente ciento ochenta librasSu cabello era rojo dorado, y lo usaba corto al estilo Romano.  Tenía solo una sugerencia de barba dorada, pero la permitió crecer más larga durante el último año antes de la Última CenaSu cara no era suave y femenina; era finamente cincelada y poseía líneas fuertes y masculina; su quijada era de buen porte y cuadrada; la frente alta, con una ligera protuberancia que era perceptible más a un tiempo que a otro.

"Jesús, en apariencia, se veía como una mezcla de dos tiposEra casi típicamente Romano y casi típicamente Griego, sin embargo no conformado perfectamente a ninguno de los dos.  Era calmado, bien parecido de cara, y fuerte como cualquier hombre debe ser!"

Carta del Primer Cónsul Plubio Léntulo (o Lentullus o Lentuleis?), Gobernador (?) de la Judea al César Tiberio (reg. 14 – 37 AD). Esta epístola es parcialmente una respuesta a la pregunta directa del César.  Se dice también que ha sido escrita por Léntulo al Senado Romano.

Allá vive a este tiempo en Judea un hombre de singular virtud cuyo nombre es Jesucristo, a quien los bárbaros estiman como un profeta, pero sus seguidores aman y lo adoran como el hijo del Dios inmortal.

Él llama de regreso a los muertos de las tumbas y cura a toda suerte de enfermedades con una palabra o toque.  Es un hombre alto, de buena forma, y de un aspecto amigable y reverendo; su cabello de un color que difícilmente se puede igualar, cayendo en agraciados rizos, ondulado alrededor y muy agradable, descansando sobre sus hombros, partiéndose en la coronilla de la cabeza, corriendo en un raudal al frente al estilo de los Nazaritas. Su frente alta, grande e imponente; sus mejillas sin mancha o arruga, hermosas con un encantador rojo; su nariz y boca formadas con exquisita simetría; su barba, y de un color adecuado a su cabello, alcanzando abajo de su quijada y partiendo en la mitad como una horquilla; sus ojos de brillante azul, claros y serenos. De mirar inocente, dignificado, masculino y maduro.  En proporción de cuerpo muy perfecto, y cautivante; sus brazos y manos deleitables al contemplar.

Él reprende con majestuosidad, aconseja con benignidad, Su dirección completa ya sea en palabras o acciones es elocuente y grave. Ningún hombre lo ha visto reírse, sin embargo sus maneras son excedidamente placenteras, pero ha llorado frecuentemente en la presencia de los hombres.  Él es temperado, modesto y sabio.  Un hombre por su extraordinaria belleza y perfección, sobrepasando a los hijos de los hombres en cada sentido.

Hay otra versión similar de la misma carta tomada de un manuscrito ahora en posesión de Lord Kelly, y en su biblioteca, que se afirmó haber sido copiada de la carta original de Publio LéntuloDifiere ligeramente en las palabras probablemente debido parcialmente a la traducción pero es inconsistente en detalles en comparación a la versión anterior; por ejemplo, Sus ojos son descritos como azules en la versión de arriba y como grisesen la versión de abajoTambién algunos detalles descriptivos están en lugares diferentes dentro del texto (tomado de:http://www.thenazareneway.com/likeness_of_our_saviour.htm):

Allá apareció en estos días un hombre, de la Nación Judía, de gran virtud, llamado Jesucristo, quien está aún viviendo entre nosotros, y es aceptado por los Gentiles como un Profeta de la verdad, pero Sus propios discípulos Lo llaman el Hijo de Dios.

Él levanta a los muertos y cura toda suerte de enfermedades.  Un hombre de estatura algo alta, y atractiva, con muy reverendo semblante, que quienes lo contemplan puede tanto amar como odiar, su cabello de (el color de) la castaña, bien madura, liso hasta las orejas, de donde hacia abajo es más orientado y rizado y ondulado alrededor de Sus hombros. En la mitad de la cabeza está una costura o partición de Su cabello, en la manera de los Nazaritas. Su frente clara y muy delicada; Su cara sin mancha o arruga, hermoseada con un encantador rojo; Su nariz y boca así de formadas que de nada pueden ser reprendidas; Su barba bastante espesa, en color como Su cabello, no muy larga, pero en horquilla; Su mirar inocente y maduro; Sus ojos grises, claros, y ligeros.

Al reprobar la hipocresía es terrible; al amonestar, cortés y equitativo al hablar; agradable en la conversación, mezclada con gravedad. No se puede recordar que alguno lo hay visto Reír, pero muchos lo han visto Llorar. En proporción de cuerpo, muy excelente; Sus manos y brazos delicados al contemplar. Al hablar, muy temperado, modesto y sabio. Un hombre, por Su singular belleza, sobrepasando los hijos del hombre.

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